lunes, 10 de septiembre de 2012

Nociones Septembrinas


No cabe duda que los mexicanos estamos dotados de una particular habilidad, el don del ingenio. Y nos es para menos, somos capaces de solucionar (aunque sea manera provisional) cualquier problema. Es algo que no me deja de sorprender, somos lo suficientemente astutos para simplificar el peor de los acertijos de manera automática tan practica que desechamos toda reacción o consecuencia. Y a que viene esta pequeña introducción. Pus ahora lo sabrán.

El pasado miércoles 5 de septiembre cumplí con una de las jornadas laborales más desgastantes de mi vida, no por su complejidad sino por la importancia del evento que se cubría. Para poder hacer una cobertura lo más amplia posible fue necesaria que la mayoría del equipo periodistas asistieran al segundo informe de gobierno del estado. Tal vez no lo sepan pero ser el único fotógrafo del periódico implica una carga amplia de trabajo, eso me hace estar acostumbrado a cierta presión, a pesar de eso este era mi debut en el evento político del año. Tener poco más de un mes en este medio de experiencia no ayuda mucho, sobre todo si solo conoces a diez de las cientos de personas que estuvieron presentes. Al finalizar el evento la carga tendría que haber desaparecido. Al menos eso esperaba yo. Aunque el regreso a la redacción fue corto además de muy ameno no deje de estar preocupado por mi trabajo. No dejaba de pensar que los demás fotógrafos además de experiencia contaban con un mejor equipo, algo ridículo pues se bien que un mejor equipo no asegura una mejor  trabajo. Sabía que había dejado ir un par de tomas importantes, pero no sabía cual podría ser el daño. Al final mi trabajo parece haber sido aceptable. No recibí reproche alguno, pero tampoco comentario a favor, cosa que aun me tiene un tanto intranquilo.

Como era de esperar, y, los que me conocen sabrán que trate de ayudar he inmiscuirme lo más posible en lo que respectaba a mi trabajo, trate de permanecer los más cerca que pude. Observe calmada, pero particularmente callado mientras los diseñadores cortaban, retocaban o ajustaban cada una de las imágenes. Puse empeño particular en escuchar y observar como el editor junto con la jefa de redacción buscaba una imagen que cumpliera con las características de la nota o el enfoque que requerían.  Al final no vi más opción. Tomar un respiro, coger mis cosas y despedirme. La noche había caído, el sereno y el viento refrescaba todo mi cuerpo, recordé cuan incomodo me sentía por el traje, los zapatos. Cada paso costaba un poco más, mis piernas estaban cansadas de caminar en círculos, tropezar con compañeros o escalones pero sobre todo por estar de pie tanto tiempo. No sabía que permanecer parado fuera tan agotador.
Cuando subí al transporte público solo puede sostener con fuerza el estuche de mis equipos, reclinarme para cerrar los ojos. Intente solo dormitar, habría periódicamente los ojos para saber de mi localización, aun así hubo un momento donde me supe dormido. No es que lo supiera en realidad, cuando las voces que discutían me despertaron supe que me había dormido. Cuando estuve despabilado me di cuenta que la voz pertenecía a una joven que se quejaba por el exceso de usuarios el vehículo. Pensé que tenía razón, llevar gente parada en una urban no es la mejor de las ideas. El diseño y las modificaciones que los dueños hacen para poder utilizarlas como transporte colectivo hacen propenso al vehículo a un accidente de consecuencias mortales. Nótese que no menciono la prudencia y habilidad del conductor. Pero la joven seguía reprochando, pronto me di cuenta que ahora no era el conductor victima de sus inquisitorias palabras:

¿Que no hay un caballero que me su lugar que poca educación?

Sus palabras no me inquietaron, al contrario me causaron gracia. En automático recordé a Carmen una de las mujeres que además de ser colegas han marcado mi vida:

¡Eso es una construcción social David! Cosa en lo que estoy de acuerdo.

Cuando mi mente dejo de divagar pude levantar la vista y darme cuenta que solo tres hombre teníamos asiento. A mi lado un adulto mayor la veía con el mismo desdén que los demás, mientras que el otro, un joven bajaba tímidamente la mirada. Que les digo, construcción o no estuve punto de ponerme de pie, mi educación familiar era un poco más fuerte que la profesional. Y cuando mis casadas piernas comenzaban a ceder al impulso me detuvo una ondanada de palabras ofensivas, estridentes y entre cortadas. No había necesidad de ser ofensivos. Me di cuenta que el chico estaba en la misma posición que yo, no sabíamos si pararnos o dejarnos caer, no pude más que girar mi rostro, buscar aceptación o castigo. Cosa que no sucedió nunca, me deje caer.

Las voces se silenciaron, mientras que el conductor sin reparar en lo que sucedida en la parte trasera, seguía sonando la bocina para que más usuarios subieran al transporte. De pronto la mujer que ahora podía ver plenamente resoplo por la boca. Justo cuando el sonido, de lo que seguramente serian nuevos improperios comenzaron a escucharse el hombre mayor que estaba sentado a mi lado la interrumpió de manera educada:

Disculpe señorita, porque falta al respeto. Usted es joven y fuerte, yo soy un anciano por educación como usted dice conozco la caballerosidad. Pero usted joven y pide igualdad, pide que se le trate de misma manera que a lo demás hombres, entonces porque quiere que den su lugar, esta embarazada lesionada o solo porque es mujer. Además déjeme decirle que en mis tiempos solo por ser mujer usted tendría que darme su lugar, porque soy hombre y anciano. Así que mejor sea educada y aguántese como los demás. La mujer no pudo más que quedarse callada, subió los brazos para sostenerse y hundirse de hombros.

En ese momento otra pasajera pidió la parada, me di cuenta que también era la mí, saque rápidamente el dinero de mi pantalón, mientras pedí permiso para poder bajar del vehículo sin aplastar o pisar alguien. Me despedí desando las buenas noche y comenzó el corto recodado a mi casa. El señor sin darse cuenta nos había dado una lección de modales, educación e incluso de valores más sencilla que había escuchado. Había dado el ejemplo perfecto del como cientos de mujeres se escudan en nociones de modernidad supuestamente integrales solo para recrear la discriminación a la que aluden, exigen una igualdad deformada pero sobre todo excusarse en la falsedad o incongruencia de sus acciones. Pero sobre todo este aire filosófico político o educacional me sorprendió un solo hecho.

Ssssss se la chingo bien cabron, no había como contestarle. Si quería igualdad pues toma igualdad, se sienta el que sube primero. Y si quería caballerosidad pues ni pedo se queda parada porque su posición es esa, persona de segunda clase. Bien podríamos dar cientos de razones explicaciones o refutar las palabras del hombre, estar o no de acuerdo. Solo que en mi pueblo la jerga dictaría que yo les dijera: Palabras de ardido.

sábado, 25 de agosto de 2012

Placentera y sórdida necesidad


Con la dulce miel en tu nombre,
degusto la fragilidad de la vida:
de sombras tu divina presencia, 
de fuego tu eterno calor, 
de nieve el sabor de tus labios.

Con el silencio eterno de tu cuerpo, 
conformo la estructura de lo eterno:
en tus ojos lo profundo del espacio,
en tus senos la línea del infinito,
en tu vientre lo fértil de la vida.

Mientras que en esta diminuta lejanía, 
de construyó con acero y polen tu frágil, 
delgada escultura...

jueves, 17 de mayo de 2012

¿!Hipster!?


Una de las cosas que me molestan cuando alguno de mis colegas o amigos me llama hipster, es que el tema se ha convertido en la discusión pasionalmente risible, una especie de moda intelectual capaz de desplazar temas mucho más irrelevantes, irreverentes, apasionantes, todos tan kich. El bullyng es buen ejemplo, no sé en qué momento los estado unidenses descubrieron que ser “manchado” con alguien mas estaba mal, y que en realidad es un problema grave. Lo curioso fue desde que surgió el tema, el bullyng  se convertiría en patrimonio cultural en el país vecino. Bien podríamos preguntarles a los países de Medio oriente y otros,   que podrían quejarse con la ONU por sufrir tan terrible mal. Por otro lado pero con la misma desparpajes del tema: ¿Donde quedaron los días en los que México golpeaba (lamentablemente de manera literal) a los niños “emos”? Eran bueno días, la gente pasaba teorizando y polemizando sobre estos niños carentes de personalidad y autoestima. Programas de chismes, noticieros, programas radiofónicos, el Facebook les dedicaron un espacio, vamos fueron sus 15 minutos de fama. No todo salió mal, con estos amiguitos del delineador negro, gracias a ellos sociedad mexicana descubrió nuevos usos para el Facebook, ya aprendimos a llamar a una turba que clame por violencia. Bueno hasta Mujer casos de la vida real y Lo que callamos las mujeres, programas de tradición y renombre familiar les brindaron sendos espacios a estos estimados “neo punk dark satánicos powerpoperos emocionalmente activos jóvenes”.

Eso solo por mencionar algunos temas de tanta importancia intelectual, como Warhol lo predijo los 15 minutos expiraron. El nuevo blanco de tales miradas tubo que caer sobre estos pobres muchachos cuyo único logro, para alegría personal, es hacer que el sombreo, las gafas y bigote (aunque podría prescindir del último) se vuelva a poner de moda. Nadie ha podido ponerse de acuerdo de lo que es un hipster, a ciencia cierta ni yo mismo lo entiendo. Cosa que me desagrada en sobre manera, como defender algo que por concepto desconoces. Encasillarlos como parte de una corriente ideológica, o una tribu urbana tiende a ser absurdo.  Artistas alternativos, fotógrafos amateurs, publicistas alternativos o altermundistas buscando cambiar el sistema desde dentro. Lo que si me es claro es que el hipster “promedio” pertenece a esa generación perdida que fue capaz de tres cosas ejemplares: reinventar el antiguos estilos convirtiéndolos de algo retro chick a algo cool in. Además lograron sin prerrogativa alguna cambiar concepto del desempleo y renombrarlo freelance, y, aunque no me queda muy claro aun el cómo, se sustraen de cualquier corriente política. 

Definir a un hipster se ha vuelto una de las tareas más desidiosas de mi vida, discutirlo es están desgastante como hablar de política en tiempos electorales o de religión en plena visita papal. Acabar por entender como AMLO explica su propuesta económica, con todo y contradicciones en el uso de las concesiones del monopolio gubernamental es más sencillo. Incluso es más sencillo explicar a mi padre de izquierda reaccionaria revolucionaria e instantáneamente priista que la visita del papa nos cuesta por qué obedece el carácter de “representación gubernamental no religioso” suena fácil. Identificar a un hipster equivale a las mismas complicaciones. Todo y, nada lo es hipster.

Las gafas de pasta, aunque la mayoría use por prescripción, es parte del look, pero Leonard (The Big Bang Theory) no es hipster. ¡Nerd!. Dejarse el bigote como refrendo de la masculinidad o imagen de una joven maduro es hipster, pero el mostacho renacido del Tuca Ferreti no podría formar parte de tal gremio intelectual. Qué decir de las fiestas aristocráticas de La Condesa donde el pulque fluye en ríos interminables de narcicismo icónico, tomar vino si es de tetrapack en copa no es hipster (debería ser pecado capital). Una dieta vegetariana medianamente orgánica es hipster (Y qué difícil es en un país este hacerlo). Los tacos de birria suadero o caldo de barbacoa. No, aunque los comas en platos de barro en el mercado. Convertir a Steve Jobs en un ícono ideológico de los hipster está bien. Pero Bill Gates, no, el es más bien un ejemplo capitalista. Que importa que ambos fundaran monopolios tecnológicos. Escuchar música independiente o jazz es hipster, pero Kamila y Yanni No. Coleccionar Transformers de los 80´s es hipster (también Nerd), decir que Transformes es una buena saga cinematográfica no. Ver cine de arte o de culto como Vodka Limón o Pulp Fiction es hipster, Avatar, Titanic,  Amarte duele, o  Rudo  y Cursi. No.

Definir o analizar de manera objetiva, por sana curiosidad este: ¿movimiento?, ¿tribu urbana?, ¿orden secreta?, ¿gremio intelectual?, ¿Comuna aristocrática? Crea más preguntas de las que puede responder. ¿Existen una iniciación?, ¿Hay algún anticuario central donde encuentres ropa de tantas clase estilo y épocas?, ¿ya no es ofensivo o de mal gusto usar gafas oscuras y sombrero  recintos cerrados?, ¿dotes artísticos nos permiten disparar indiscriminadamente nuestras cámaras fotográficas?, ¿Quién es hipster? y ¿Cómo se reconocen entre ellos?

Lo que si me queda claro es que somos capaces de mirar con otros ojos nuestra realidad, somos privilegiados al contar una vista tan esplendida.  ¿Cuándo La Condesa es el equivalente inmediato al soho de Nueva York? A nuestros ojos los canales de Xochimilco (bellos sin duda) son nuestras Little Venecia, mientras que el Tianguis Cultural del Chopo es una referencia automática a los mercadillos de Liverpool. Desde siempre el mexicano ha tenido una exquisita sutileza oral, los neologismos y anglicismos que usamos con cotidianidad son tan extensos como el diccionario de la Real Academia Española de la lengua. Es por eso que escuchar las palabras chido y trending topic me parece redundante  y divertido a la vez. La realidad es que nada de lo que leíste hace unos momentos contiene coherencia. Me explico. Ninguna de esta distinciones vale cuando la gente no para de usar adjetivos como nuevos hippies para definirnos, el por qué, sencillo salvo un pequeño detalle. El hipster comparte características con tal gremio, la comida orgánica confección de ropa propia y cierta psicodelia. La característica que separa a los unos de los otros, de todos los todos en realidad. Es el ventajoso poder adquisitivo. Es que para ser hipster es necesario cierto poder adquisitivo que te brinde movilidad cultural, intelectual y tecnológica, convirtiéndonos en los primos “fresas de los hippies”. Ni la cámara fotográfica o las gafas de diseñador son baratas.

Ahora que lo pienso podría acudir a amigos y colegas. Científicos sociales, intelectuales, personajes públicos, analistas, agremiados y colados. Podrían ustedes definir y explicar que es un hipster y como se identifica. Creemos taller prácticas de campo o laboratorios especializados para su estudio, aseguro ser uno de los primeros voluntarios. Tal vez así me dé una idea de cómo reaccionar al  escuchar. ¡Eres hipster! … y no sentirme como un emo 2.0


lunes, 16 de enero de 2012

Respuesta


No tiene significado, no tiene razón, no es definible. Porque no hay manera de contestarte sin que nos sintamos atacados, ya sea uno o el otro. Si te dijera que cada una de las palabras con las que defines tal sentimiento no son más que producto de lo te han inculcado, que no es más que la farsa de aquello que solo han idealizado, en cada palabra que evocas solo construcciones ajenas. Al final también son solo palabras. Sin dudarlo adivinaría el resultado. Muecas, chasquidos y negación acompañarían todas esas palabras.
Pero el amor no permite ningún adjetivo, no puede ser bueno o malo, limpio o sucio, libre o esclavo, lógico o irracional, no hay palabra que lo signifique. No hay base en ningún contrato humano, divino o de cualquier tipo signifique reducirlo a simples reglas. Todas arbitrarias, todas monopólicas y todas tiránicas. Sin arreglos convencionales el significante de la palabra amor es aquello que nos hacer sentir mejor, eso que merecemos y necesitamos.
Que significa para mí? Para mí no es más que la eterna renuncia y concesión de mis derechos, sumisa entrega al objeto de mi deseo, no es más que la entrega a mi espíritu hedonista. Por eso es que así lo defiendo. Que significa para ti?