Hace muchos
años que nació en mi en parte por necesidad personal la obsesión por ser, esto
me llevo a desconocer el reflejo que mostraba el espejo, con cada paso que daba
perdía mas la imagen que tenia de mi mismo. Hubo un momento que ese “Diablo”
tomo mi vida. Espera ni creas que esto es una historia de negación o
renacimiento, mucho menos de aceptación.
Diablo encontró
maneras impensables para satisfacerme, me baño de una satisfacción absoluta
rodeada de placeres materiales y mundanos. Puso en mi reflectores por los
cuales aun cubro mis ojos, pero sobre todo me mostró verdades absolutas de mi
persona. La primera, el “eso” que sigo fue reconocer el amor no como una
sentimiento o como un estado físico creado por enzimas corporales, acepte la
capacidad de amar infinitamente a tantos objetos o seres como lo deseara.
Edifique en
mi inconsciente un condominio plagado de seres que iban y venían con el pasar
del tiempo, vecinos que llegaron para establecerse por siempre, algunos más que
lo visitaron por temporadas largas y añejas, y decenas que solo entraron para
pasar un rato. Todas ellas aunque lejos o fuera del condominio han dejado
objetos marcas y sentimientos. Hubo unos los menos al decir verdad a quienes decidí
no alojar mas, Diablo sabía muy bien que debería de convertirse en algún tipo
de conserje que determinara reglas para tal edifico… reglas que también pude
romper a beneficio personal, y es que ellos, diablo o yo podíamos ser una combinación
catastrófica.
El condominio
nunca ha estado vació y creo que nunca lo estará, hoy quedan esos inquilinos de
la vida que me han acompañado de cerca y a la distancia, ellos regresan periódicamente
como cualquiera lo haría a eso que llaman hogar, pero no regresan a
reconfortarse, reconocerse, reencontrarse o reafirmarse. Regresan porque saben
que diablo y su servidor necesitan verse
en el reflejo de sus miradas. Los inquilinos siempre regresaran y espero que lo hagan. Inquilinos hoy hay contados,
pocos, necesarios, nuevos algunos, y otros con los que deseo la eternidad. Diablo
hoy tienen un inquilino con alas de murciélago a quien admira, respeta, añora y
que lo enamora profundamente. Yo comparto esa vida con ellos dos, Diablo deja
que el viento de las alas de disminuya su calor, mientras que aquel murciélago bate
con fuerza para levantaros a los dos al viento.
Aun hay días
donde no me reconozco donde dejo que Diablo juegue con mi vida con el consentimiento
involuntario que me provoca el desconocimiento de aquel reflejo, Solo que
Diablo a cambiado, no creció o maduro, simplemente cambio, Diablo me deja guiar
sabiendo que también se perder el control, sabiendo que me exista el dolor,
sabiendo que no deseo un destino, un futuro o un fin, Diablo es sabio, y me dejo
guiar a lo que hoy soy, a lo que me llena,
me dejo escoger el equipaje que debo llevar y a los inquilinos que deseo
preservar.
Este
mensaje tal vez lo entiendan esos inquilinos, es mi manera de decirles que también
los extraño, que estoy bien y que sigo siendo yo, más viejo, más fuerte, más
raro, mas yo que nunca… sigo siendo ese individuo simplemente complicado y sigo
complicado la simpleza de mi ser. No he pasado por la renta, algún día lo hare…
con todos de alguna manera.