jueves, 7 de abril de 2016

La conserjería Informa:

Hace muchos años que nació en mi en parte por necesidad personal la obsesión por ser, esto me llevo a desconocer el reflejo que mostraba el espejo, con cada paso que daba perdía mas la imagen que tenia de mi mismo. Hubo un momento que ese “Diablo” tomo mi vida. Espera ni creas que esto es una historia de negación o renacimiento, mucho menos de aceptación.

Diablo encontró maneras impensables para satisfacerme, me baño de una satisfacción absoluta rodeada de placeres materiales y mundanos. Puso en mi reflectores por los cuales aun cubro mis ojos, pero sobre todo me mostró verdades absolutas de mi persona. La primera, el “eso” que sigo fue reconocer el amor no como una sentimiento o como un estado físico creado por enzimas corporales, acepte la capacidad de amar infinitamente a tantos objetos o seres  como lo deseara.

Edifique en mi inconsciente un condominio plagado de seres que iban y venían con el pasar del tiempo, vecinos que llegaron para establecerse por siempre, algunos más que lo visitaron por temporadas largas y añejas, y decenas que solo entraron para pasar un rato. Todas ellas aunque lejos o fuera del condominio han dejado objetos marcas y sentimientos. Hubo unos los menos al decir verdad a quienes decidí no alojar mas, Diablo sabía muy bien que debería de convertirse en algún tipo de conserje que determinara reglas para tal edifico… reglas que también pude romper a beneficio personal, y es que ellos, diablo o yo podíamos ser una combinación catastrófica.

El condominio nunca ha estado vació y creo que nunca lo estará, hoy quedan esos inquilinos de la vida que me han acompañado de cerca y a la distancia, ellos regresan periódicamente como cualquiera lo haría a eso que llaman hogar, pero no regresan a reconfortarse, reconocerse, reencontrarse o reafirmarse. Regresan porque saben que diablo y su servidor  necesitan verse en el reflejo de sus miradas. Los inquilinos siempre regresaran y espero que lo hagan. Inquilinos hoy hay contados, pocos, necesarios, nuevos algunos, y otros con los que deseo la eternidad. Diablo hoy tienen un inquilino con alas de murciélago a quien admira, respeta, añora y que lo enamora profundamente. Yo comparto esa vida con ellos dos, Diablo deja que el viento de las alas de disminuya su calor, mientras que aquel murciélago bate con fuerza para levantaros a los dos al viento.

Aun hay días donde no me reconozco donde dejo que Diablo juegue con mi vida con el consentimiento involuntario que me provoca el desconocimiento de aquel reflejo, Solo que Diablo a cambiado, no creció o maduro, simplemente cambio, Diablo me deja guiar sabiendo que también se perder el control, sabiendo que me exista el dolor, sabiendo que no deseo un destino, un futuro o un fin, Diablo es sabio, y me dejo guiar a lo que hoy soy, a lo que me llena,  me dejo escoger el equipaje que debo llevar y a los inquilinos que deseo preservar.


Este mensaje tal vez lo entiendan esos inquilinos, es mi manera de decirles que también los extraño, que estoy bien y que sigo siendo yo, más viejo, más fuerte, más raro, mas yo que nunca… sigo siendo ese individuo simplemente complicado y sigo complicado la simpleza de mi ser. No he pasado por la renta, algún día lo hare… con todos de alguna manera.