martes, 27 de abril de 2010

Leviatán (EGO)


¿Es que no te das cuenta, es que no le desea comprender?,

SOY el centro de mi universo,

SOY todo lo vez en mi,

SOY todo lo que escuchas de mi voz,

el dueño absoluto de mi destino y de mi pensamiento.


SOY el comienzo y fin del infinito,

el reflejo de toda mi existencia,

el amor y el odio de nuestro reencuentro,

el sentimiento que tanto guardaste,

que tal vez solo anhelaste.


SOY una vida entera de esencia,

fuego que alimenta mi deseos,

que calcina los sueños.

pasión que se nubla ante la razón,

razón que sucumbe ante la pasión

narciso cumpliendo sus antojos


Pero nada de lo que sabes es verdad,

porque en mi mente todo está decidido,

porque mi destino es parte del mundo


Eso SOY,

cumulo irracional de sentimientos

resultado caprichoso de las decisiones

errante incongruencia absoluta del divino.

lunes, 12 de abril de 2010

Musa (1er parte)


Se había levantado muy temprano por mañana, sabia que se acercaba una dura prueba, tenia que terminar con el trabajo antes del atardecer, las 6 de la tarde era el límite de tiempo. El profesor había sido claro este trabajo seria la calificación más importante del curso, era el trabajo final, todo se resumía a esa simple nota. Llevaba casi dos horas frente al ordenador y no tenía nada, solo un comienzo y nada de nuevo. No sabia cuantas veces había comenzado, cuantas veces había llegado al fin del primer párrafo, cuantas veces había dejado el dedo en el botón de suprimir. Era suficiente por el momento no podía mas, prendió el televisor solo para recostarse de nuevo. Solo pensaba en terminar con el trabajo, sabia que era un error haberlo dejado hasta el final. Pero era un mes en blanco, no había escrito nada desde aquel día, simplemente se había ido.


No podía resolver el dilema, solo podía divagar una y otra vez. Pensaba en trabajos anteriores, y en como había resulto aquellos antiguos bloqueos, pero nada le daba una idea. Tal vez el escrutinio en la memoria le recordó aquella voz. La primera vez que había escuchado la voz fue en el colegio, apenas en educación primaria. Era muy una tradición invitar a los padres de familia a una presentación donde se presentaban los mejores trabajos de sus hijos, terminando la presentación se hacia una examen oral. Este examen era lo que mas le preocupaba, no todos los días tus padres te ven en la escuela, cualquier error haría evidente tu progreso o seria la escusa perfecta para que la maestra te delatara por alguna travesura. Todos en el curso tenia guía de estudio, pero los nervios eran evidentes, el equivocarte frente a tu compañeros no era tan preocupante como hacerlo frente a los papas, pero aun así pudo aprenderse de memoria las dos guías.


El día había llegado, los nervios se hacían notar, los mejores alumnos habían fallado al menos en una de sus participaciones, el turno de su participación se acercaba, los nervios se lo comían, las manos le sudaban, incluso la banca ese día era particularmente incomoda. Por fin, la profesora le pidió que se pusiera de pie, la primera pregunta, la mente en banco. Giraba la cabeza en busca de la respuesta, solo podía ver sus padres que lo miraban fijamente, las manos impacientes de sus compañeros lo volvieron mas inseguro. En el momento en el que estaba por admitir que no sabia la respuesta escucho una voz muy familiar pero no la reconoció, con la mirada busco quien había pronunciado las palabras, la profesora repetía la pregunta cuando otra vez escucho la voz, por instinto o reflejo solo pude repetir las mimas palabras de la voz había pronunciado. Las preguntas continuaron, una a una la voz respondía sin equivocación. Cuando al final término su participación los nervios se habían ido, la memoria volvió, pudo contestar preguntas que sus compañeros había olvidado o no sabían respuesta. Fue uno de sus mejores días en el colegio, había obtenido una calificación perfecta y sus padres se sentían muy orgullosos.


Durante todo ese día no dejo de preguntarse de quien era esa voz, sabia que la conocía pero no la podía asociar con una persona o imagen, ni un solo recuerdo le podía decir a quien pertenecía la voz. Solo el sueño hizo que el tema se olvidara. El día siguiente puso mucha atención cada vez que algún compañero hablaba, pero no pudo encontrar de quien era la voz. Los días siguientes puso mucha atención en todas las voces pero ninguna era aquella que le sonó tan familiar. Paso mucho tiempo para volver a escuchar la voz, estuvo apunto de olvidar el episodio hasta que un día la voz volvió.

martes, 6 de abril de 2010

Ensueño II

En una noche de fiesta soñé con que fueras mía,

En esa noche de luna inmensa sacudiste mi alma,

De alguna manera traspasaste mis barreras,

La luz de tus labios toco mi cuerpo encendiendo mi deseo.

En esa mañana de desencuentro experimenté la nostalgia,

De llenar con besos y caricias el vacio que siento,

De perderme en lo profundo de tu cuerpo,

Del calor de tu fuego nos envolvió en el ensueño.

Al final los rayos del sol marcaron el destino,

Soñaba que fueras mía…

La realidad es que tú me poseías…

lunes, 5 de abril de 2010

Terminal


El tiempo vuela, por fin veo un letrero que indica la proximidad del aeropuerto de la ciudad. Al llegar a la terminal de autobuses, la señorita que me atendió había asegurado que el viaje no duraría más de diez minutos. Pero tenía más de 40 minutos en ese automóvil. El chofer tan mal humorado como o no paraba de parlotear a través del celular. El espeso tráfico nos tenía al borde de un colapso nervioso a ambos. Cuando por fin vimos la entrada al estacionamiento los dos cruzamos miradas por el retrovisor agradeciendo el fin de nuestro destino juntos. Me indica con desidia que la entrada a las instalaciones no se les permitía por lo que me tendría que dejar hay, lo veo con cierta incredulidad mientras bajo, al recibir mi equipaje lo pago lo que se me había indicado en la “base”.

-Buena suerte y buen viaje – mientras tiende su mano para darme el sobrante del pago.

- Gracias que tenga buen día- contesto mientras comienzo a forcejear con mi equipaje. Levanto la vista asegurando mi mochila al hombro sujetando mi maleta con la mano libre, veo el reloj y se me acelera el corazón no pensé que fuera tan tarde solo tengo unos minutos para llegar, comienzo mi caminata a prisa. En el camino me topo con pasajeros que salen de las instalaciones, me pregunto por qué no hay taxis en la terminal. Sigo caminando me doy cuenta que el aeropuerto costa de cuatro edificios donde entraban o salían personas continuamente. Ninguno tiene un letrero que indique la línea a la que pertenece o su función. Decido apresurar mas el paso e ingresar al más cercano. Entro sin aliento, me detengo en seco para recobrar la compostura, jalo aire continuamente, supongo que mi jadeo era muy llamativo pues un oficial se acerca a mí para preguntarme si me encuentro bien.

-¿Esta es… la sala… principal? - pregunto con voz entrecortada, mientras con la mirada busco una sola señal que me indique mi posición.

-No, permítame su boleto- ¡Mi boleto!, demonios mi boleto, mi cerebro comienza a trabajar lo más rápido que puede, repaso paso a paso donde y como acomode mi equipaje, lo tengo, con cierta sorpresa me digo a mi mismo. Suelto mi maleta giro el hombro para acceder a mi mochila y saco mi boleto. Se lo doy al oficial que me ve con un poco de curiosidad.

-Volaris, es en aquella sala- camina un poco y me señala a través del cristal de la puerta la dirección, -salga camine a su izquierda y luego a la derecha por que el estacionamiento está cercado, después camine de frente hasta encontrar un puerta como está entre y gire a la derecha hay encontrara las líneas de abordar busque la suya-

-Gracias- recibo mi boleto checo el reloj y veo que los minutos se terminan la impaciencia comienza a tomar mi cuerpo. Rápidamente bajo mi mochila me quito el abrigo tomo la maleta y mochila al aire comienzo a trotar, giro un poco mientras sigo mi camino y agradezco con un ademan al oficial que me despide con una sonrisa. Supongo que no es la primera vez que ve que alguien llega retrasado. Al salir de esa sala me doy cuenta que la temperatura aumenta, mi camino no s corto en verdad por lo que no dejo de trotar, termino corriendo cuando miro mi reloj.

Ella me invade, su voz me llama y lentamente comienzo a pensar en mi destino, la macro plaza con su hermosa fuente, ese hermoso dios helénico que conduce el carruaje, la blancura de aquel museo y lo majestuoso del paseo, tal vez esta vez esté terminado. Aquel parque tan inmenso que jamás he visitado, es una de mis destinos en lista. La ansiedad me invade al llegar a la sala, abro mis ojos con incredulidad al darme cuenta que nuevo no hay señalamientos, miro a mi izquierda y veo l que parecen oficinal, miro a mi derecha, mi alma descansa un poco al ver un mundo de gente formado en filas interminables. Lentamente comienzo a caminar mientras releo las indicaciones en el boleto, el log de nuevo y no dejo de pensar que el tiempo me juega sucio, no puede haber pasado tanto tiempo tan rápido. Como no veo ningún maletero u oficial que me pueda ayudar sigo caminando buscando uno a uno en los letreros el indicado. Mi cabeza da vueltas comienzo a sudar frio. Mis amigos aquellos que tanto dese ver, desaparecen, aquel primo que me espera tendré que llamarle para avisar de mi retraso, y la plaza y el parque se hace más lejanos. Siento como el sudor brota de mi cuerpo, como las gotas recorren mi cuello antes de ser adsorbidas por la camisa, las piernas me fallan, las siento pesadas, casi no me responden cuando emprendo camino de nuevo. Lenta y concienzudamente camino mientras con los ojos examino los letreros de las aéreo líneas. No puede ser, me abre equivocado de sala. No es posible. Camino más rápido y giro la cabeza para ver si no pase algún letrero por alto. El sudor, los nervios, el parque, mi primo, la plaza y ella esperándome. Al llegar al final de edificio no encontré otra solución que dirigirme a alguna de las ventanillas para pedir informes, dejo mi equipaje en una silla desocupada, cercana para no perderla de vista mucho tiempo. Mi corazón descanso al percatarme que unas escaleras esconden un pequeño pasillo, desvió un poco el camino solo para asomarme y darme cuenta que es una sala privada y que en la pared deslumbra un letrero en cromo con el logo de Volaris. Regreso corriendo por mi equipaje, lo tomo con mucha prisa, casi tropiezo con la mochila al girar pero acelero el paso y corro hacia la sala.

-Por fin, pensé que no llegaba, miro mi reloj y solo me quedan unos minutos-

- Por aquí registre su equipaje- Volteo, he de suponer que mi cara se ve desencajada pues la señorita que me habla parece espantada.

-Perdón-

-Si su equipaje lo tiene que registrar no puede subir más que con su mochila y abrigo-

-Demonios es verdad, disculpa es que mi vuelo sale en dos minutos no puedes hacer algo-

-Claro no se preocupe solo indíqueme el vuelo asiento y nombre para avisar que está registrando equipaje y lo esperen- Le sonrió dándole las gracias, noto lo bella que es mientras le doy los datos que me pidió, otra vez le sonrió mientras le agradezco por la atención. La plaza el parque los amigos y mi primo no están tan lejanos, el sudor desaparece, mi corazón retoma su ritmo. Lentamente saco de la mochila un libro, reviso todo por última vez, coloco mi abrigo en la maleta, me pregunto por qué traigo conmigo un abrigo si voy al norte, el pronóstico indicaba que los siguientes días serian muy soleados, no lo sé pero el abrigo tenía que venir. La fila es un poco larga así que me relajo y leo un poco, al llegar a la ventanilla, me preguntan si deseo declara alimentos o dinero en efectivo, respondo con una negativa, el cuestionario de seguridad continua, atiendo sin displicencia a cada pregunta, al final me dan mi pase de abordar junto con la contraseña del equipaje. El hombre que me atiende mi indica que camine a mi izquierda, entre por el pasillo, lo siga que me esperan ya en el avión, por lo que me pide que no me distraiga, le doy las gracias mas por costumbre mientras camino con total desenfado. El pasillo está totalmente iluminado por lámparas, es muy largo tal vez 350 metros, por la mitad distingo que se acaban las paredes del un costado y los cristales toman su lugar. Vuelvo en mi cuando un hombre corpulento me pide mi boleto, me entrega una canastilla y me dice que coloque todos mis objetos personales en el, cuando termino me pregunta si mi hebilla es de metal, por lo que tengo que retirarme el cinturón, una medida exagerada creo yo pero no tengo por qué decir que no así que se lo entrego, otra señorita me pide que ponga la canastilla y mi mochila en la banda transportadora. La famosa cámara laser, a las espaldas de esa dos personas hay varias fotografías de la pantalla de la maquina, me llaman mucho la atención la dimensión de las cosas. Cruzo un detector de mental deteniéndome con las manos el pantalón, el primero hombre me pide que le de la espada y abra mis brazos, soy cateado de manera muy rápida, tomo mis pertenencias, camino a tropezones mientras coloco cartera reloj, mochila al hombro y cinturón, el libro me dificulta más las cosas.

Al llegar al final del pasillo una señorita me aguarda, se nota en su cara que lo hace con cierto tiempo, no me importa a pesar de que se nota desesperada camino con calma admirando atra vez del ventanal la ganadea de los aviones, se el por qué vuelan, pero sigue siendo impresionante que con ese tamaño lo hagan. Cuando volteo me doy cuenta que un hombre está en la puerta.

-Buenos días, su identificación por favor- saco mi cartera, le pregunto si desea alguna en especial y solo me dice que alguna que tenga fotografía y que sea oficial por lo que le entrego en carnet de conducir.

-David Peña Mendoza, asiento 13ª vuelo Toluca- Monterrey, ¿esta correcto?- afirmo con la cabeza- pase por aquí una última revisión- y pasa por mí una detector de metales de mano, su bit es un poco molesto, me doy cuenta que la hebilla no lo activa, sonrió levemente. -¿Su pase de abordar?- Lentamente busco en mis bolsillos y la camisa, no lo encuentro. La mochila abro cada una de las bolsas, tampoco lo veo, otra vez los bolsillo uno por uno. El hombre comienza a desesperarse se nota en su mueca, mira a la señorita. La mochila de nuevo. Mientras mis manos torpes revisan por tercera vez la mochila las imágenes de se mezclan en cabeza.

El parque, el oficial que me indico el camino y mi boleto, la plaza, la bella señorita que me pidió mis datos y el boleto, el museo con sus blanca paredes, el hombre del registro y mi boleto, el paseo “Santa Lucia”, el hombre de seguridad y mi boleto, el abrigo no, la maleta no, mis bolsillos y la mochila menos. Una a una las caras conocidas desaparecen, mis manos tiemblan, sudan y solo puedo ver a la señorita. El hombre le dice que si no lo tengo no importa que ya perdieron mucho tiempo que revise la lista cheque mis datos y me permita abordar. Al darse la cuela me doy cuenta que lo hace de mala manera, los nervios son remplazados de subido por la ira, no pudo haber dicho eso hace cinco minutos, evitarme y la espera. La azafata, por fin entiendo que es una de ellas, me regresa mi identificación, me hace unas preguntas para verificar mis datos, una a una contesto poniéndome más nervioso, repito datos balbuceo o simplemente lo olvido, ella con paciencia repite las preguntas, yo solamente recuerdo los rostros que me esperan, la plaza y aquel parque que jamás he visitado. Después de unos minutos la señorita me pide que aborde y no dudo en darle la mano y darle las gracias, a lo que ella solo responde preguntándome si el trafico me había retrasado, sin dudarlo le digo que sí, me da pena admitir que el sueño fue el culpable.

Coloco mi mochila en el maletero, le pido a mi acompañante que me permita el paso. Tomo asiento por fin, me relajo, me seco las manos en el pantalón, espero que el avión comience el despegue cerrando los ojos, ya no es tan emocionante como antes pero aun hay nervios al momento de sentir el golpe del motor al comenzar a acelerar. Abro los ojos para ver por la ventanilla como es que ese enorme pájaro de metal sube por los cielos, y en las nubes veo nuestra sombra. Por fin siento más cerca a mis amigos, a mi primo que me recibiría en casa, y los lugares que tanto dese visitar, tal vez ella este conmigo. Reclino un poco mi asiento.

-Desea una bebida señor- ¿Señor?, aun me incomoda esa palabra pero le respondo con una sonrisa – tenemos cerveza, refresco, jugo de sabores, vodka whiskey, tequila ron o agua embotellada-

-Vodka en la rocas por favor- bajo las mesilla de servicio y recibo el vaso un paquete de papas fritas, -gracias, puedo pedir de nuevo-

- Claro, me puede llamar dese algo mas-

Bebo de un golpe el vodka y le pido un agua embotelladla, por el momento todo estaba bien.

Contemplo con asombro el cielo a través de la ventanilla, veo lo pequeño de las ciudades, los asombroso de la naturaleza con sus valles y montañas. Me relajo un poco, reclino el asiento, tomo el libro entre las manos, antes de abrirlo me detengo y pienso como eso cinco minutos pudieron ser fatales, casi no logro abordar, suspiro al pensar que estoy en el avión y que por poco no lo hago, recuerdo el último susto, como mis manos buscaban y buscaban.

-Donde habrá quedado el boleto- abro mi libro donde está el separador, bajo la vista y comienzo a reírme a carcajadas…-malditas costumbres- sigo riendo mientras me veo a mi mismo guardar el boleto en mi libro al recibirlo después de que el guardia de seguridad me entregara mis objetos.

Mi acompañante me ve con curiosidad

-Por que la risa-

-Por costumbre solo por eso…costumbre-